viajarconniños2
De China a Australia en 6 meses, de Ecuador a Bolivia en 3, Corea, Japón, USA... Somos aventureros, nos encanta viajar y nos encanta hacerlo ¡en familia!. Con mochila, sin rutas, comiendo de todo y a la aventura. Somos una familia divertida y diferente. Dimos la Vuelta al Mundo hace 13 años cuando sólo éramos 2, ahora que somos 4 seguimos viajando y enseñando a nuestros hijos que viajar es la mejor escuela. Así nace FAMILY RUN, una webserie y blog de viajes x el mundo ¡en familia! Puedes ver nuestros videos en Youtube o la serie de TV: www.rtve.es/familiamochila
Trasteando en la biblioteca viajera del salón de casa, encontré el diario del primer Gran Viaje que hicimos: La Vuelta al Mundo en 9 meses, antes de tener niños. Leer relatos, 14 años después, ha sido cuanto menos inspirador y a todas luces enriquecedor. Este “hallazgo” imprevisto da lugar a esta nueva sección de Relatos del blog. Voy a ir rescatando pedacitos de aquel viaje: anotaciones, fotos, mails que escribimos a nuestros amigos contándoles nuestras aventuras y desventuras desde algún locutorio perdido (todavía no existían los blogs ni las redes sociales ni Skype, así que parece que todo fue hace una eternidad). ¡Espero que los disfrutéis!!
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Archive for 2014

LOS TIMOS DURANTE LOS VIAJES - MARRUECOS

Merzouga

Relato de Antonio:

Fue el primer viaje que realizaba a Marruecos en el año 1993, con 19 primaveras. Lo hice junto a un grupo de amigos, algunos de los cuales ya habíamos recorrido Europa en el famoso INTERRAIL. Nuestro empeño consistía en cruzar todo Marruecos, hasta llegar al desierto, a la gran duna, en una pequeña población llamada Merzouga. Se situá a 50 Km de la frontera con Argelia.

Antes de iniciar nuestro viaje pensamos que sería una buena idea coger toda esa ropa que ya no te pones y llevarla a Marruecos para intercambiarla por  lo que fuera, una noche de hotel, una comida, una flauta, unos bongos…. Cansados de regatear y con las mochilas llenas de ropa traída desde España, que deseábamos intercambiar por esos productos locales, llegamos al desierto con nuestro gozo en un pozo. A esas alturas del viaje ya sólo queríamos deshacernos de ella. Después de 24 horas de autobús y rotos de cansancio llegamos a la ciudad de Rissani, donde nos esperaba el amable pueblo bereber. Bajamos del autobús y pusimos nuestros pies en dirección a un hotel. En nuestro camino se cruzó un tipo, de unos 20 años,  vestido de Tuareg con turbante, que nos dio la bienvenida y se ofreció para ser nuestro guia local.

- ¿Guia local?, no necesitamos ningún guía … adiós – En el hotel un nuevo regateo terminó por diezmar nuestra paciencia. Discutimos con el recepcionista sobre un desfase del precio de 3 Dirham, (unos 50 céntimos), según apuntaba la guía. Con esa edad parecía un mundo el pagar unos céntimos de más. Finalmente muy alterados por la frustrada negociación, salimos del hotel en busca de otro lugar donde dormir. En la puerta, el "Tuareg" nos volvió a gritar:

- ¡Bienvenidos! - Una vez más, no le prestamos atención. Sin desanimarse, siguió acompañándonos hasta que sonsacó a uno del grupo que nuestra decepción venía por no pagar en el hotel el precio que aparecía en la guía. Él se enfadó muchíiiisimo y se ofreció para negociar directamente con el dueño del establecimiento, pero ninguno quería ir ya a ese hotel.

- Entonces, vengan a mi casa, podrán descansar y les saldrá GRATIS!! - propuso.

Lo hablamos y discutimos con cautela pero el cansancio nos indujo a aceptar la oferta de nuestro nuevo amigo Tuareg. Una vez en su casa, nuestra sorpresa fue mayúscula cuando nos percatamos de que no era una vivienda si no ¡una tienda! 

- Tranquilos, amigos, yo no quiero vender nada -  y extendiendo unas alfombras nos invitó a tumbarnos y dormir.

Mientras se me cerraban los ojos por el cansancio y agarraba mi mochila, miraba a mi amigo Diego y le repetía:

– Esto no es normal, Diego.
– Tranquilo Antonio, hemos llegado al desierto y aquí son todos bereberes, gente mucho mas amable. 

Me quedé dormido.



Desperté a las dos horas y vi a mis compañeros, sentados alrededor del Tuareg, rebautizado como Mashis, tomando un té, en el cuarto de al lado. Ya no llevaba las vestimentas propias de los caravaneros.

- Hola, ¿quieres un té, amigo? – me sirvió uno de esos maravillosos tés morunos con hierba buena.
- Que tienda tan bonita – le dije, mientras observaba el nutrido género que tenía colgado de las paredes: alfombras, lámparas, babuchas, chilabas,… de todo.
- Si, amigo. Es tienda familiar. De aquí comemos muchas familias. – respondió. Y fue responder y entrar un hombre joven. Se saludaron con efusivo abrazo.
- Salam aleikum – saludó el extraño.
- Aleikum salam - contesté.
- Este es mi primo Tarif – nos explico Masish.

Todos saludamos educadamente. En el transcurso de los 15 minutos siguientes, fueron entrando cada vez mas primos, amigos y familiares hasta que la relación entre ellos y nosotros fue de 3 a 1. En ese momento, Masish, esbozando un sonrisa nos dijo:

- Yo no vendo cosas de mi tienda a los amigos, pero si me gusta intercambiarlas por otras, si vierais nuestras caras en ese momento…, olvidamos toda esa tensión incómoda de encontrarnos rodeados y observados por tantos extraños, que no paraban de cuchichear.

- ¿Tenéis cosas para cambiar?, pero sobre todo ¿que os gusta de mi tienda? – dijo Masish.

Nos pusimos a buscar en las mochilas y sacar ropa y todo tipo de cosas. Fue un momento mágico.
No se lo que sucedió después porque fue un poco confuso pero acabamos cada uno en cuartos distintos con nuestras cosas. Yo con uno de los primos de Masish. Me preguntó:

- ¿Qué quieres?, ¿qué es lo que te gusta? – miré a mi alrededor y vi una hermosa alfombra negra con motivos en colores y la señale sin dilación.

-Esa alfombra estaría bien intercambiarla por … mis zapatillas Nike, mi pantalón Chevignon, mi polo Ralph Lauren y esta botella de litro de whiskey DYC. Todo esto vale mas de 15.000 pesetas (90 euros) o sea 1.000 Dirham.

El primo se acercó a mis cosas, las miró detenidamente, me preguntó por las marcas, precios y muy pensativo se dirigió a la alfombra y señalándola me miró esperando mi asentimiento. Luego la bajó, la extendió y con mucha parsimonia empezó a explicarme todo sobre el tinte natural que llevaba, lo que representaba cada una de las figuras, cómo se manufacturaba a mano, la exclusividad de la pieza… Se tiró quince minutos hablando sobre la alfombra. Al finalizar sobre un cuaderno apunto algo y luego me lo enseñó: "1.500 dirhams". Eso era lo que costaba la alfombra. Yo le señalé que lo único que quería era cambiar mis cosas por la alfombra y que ésta no valía más que las pertenencias que le ofrecía y no estaba dispuesto a negociar. Así estuvimos unos 5 minutos. 

Se dirigió a una alfombra un poco mas pequeña, la bajó y en otros 15 minutos me explicó que la tejían a mano señoras del desierto, que el tinte era natural y lo que cada figura representaba. Antes de que acabara me dirigí hacia las zapatillas que pretendía cambiar y le expuse el valor de la marca Nike y la calidad del cuero. El tipo atendía y miraba las zapatillas con autentico interés. Apuntó de nuevo en el cuaderno: “1.200 dirhams”. Yo negué con la cabeza. 

Una vez mas se volvió hacia la pared llena de alfombras y agarró una un poco mas pequeña que la anterior y vuelta a empezar. Tinte natural, tejido a mano, esto significa tal, y tal,… así pasamos 2 horas.
Al final descolgó de la pared una ¡alfombrilla de baño!, explicó su historia y apuntó en el papel: "100 Dirhams" (1.500 ptas. unos 9 €). Pensé en ella puesta en el baño de mi madre y en el precio… no era barata pero tampoco cara. Me extendió la mano y como narcotizado extendí la mía.

- Entonces ¡Trato hecho amigo! – esputó, yo todavía confundido y algo aturdido vi como se dirigía hacia las zapatillas, el polo, los pantalones y la botella de whiskey, agarraba todo y con una sonrisa me daba las gracias. En ese momento y, sólo quien me conoce bien podrá atestiguar este tipo de reacciones en mi, la sangre dentro de mi cuerpo comenzó a hervir.

- ¡Para, para, para!, ¡un, momento! – con una cara de mala leche que creó que le asustó - Para que un trato tenga validez, todas las partes tienen que acabar satisfechas ¿verdad?, pues yo no estoy contento – 

Aquel hombre corpulento pero intimidado me miró preocupado y acercándose a una pipa plateada la  tomó y me dijo:

- Mira te regalo la pipa, pero me tienes que hacer promoción, ¿vale? – Sin pensarlo mucho le di un manotazo y le exclamé:

- ¡¡Que me devuelvas mis cosas ahora mismo, esto es un timo!!.

El tipo me vió tan desatado y desencajado que no dudó ni un minuto en devolverme mi ajuar. Salí de la habitación, llamando a mis compañeros. De uno de los cuartos salía mi amigo Diego negando con la cabeza y con un turbante en la mano derecha y un colgante en la izquierda mientras repetía - Mi mochila, mis botas, mis prismáticos...

- Vámonos ya de aquí  todos, ¡estos son unos chorizos! – Tratamos de que Masish le devolviera sus cosas a Diego, pero se negó amenazándonos con darnos una paliza. Nos echaron de la tienda y regresamos al primer Hotel donde pagamos, sin problema, los 3 dirham de más que nos pidieron.

Al día siguiente vimos al "Tuareg" montado en una montain bike, con unos Levis 501, un polo de Lacoste y una gorra de Adidas circulando por el pueblo. Nada quedaba de su disfraz caravanero.

Aún hoy oigo casos de este timo a viajeros que retornan de Merzouga, así que… no os fieis de un tipo vestido de Tuareg, que cambia cosas de su tienda por otras que llevéis vosotros, porque seguro que salís perdiendo.




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EN CASA DE “MAMÁ” - LAOS - VIAJES


Llevábamos algo más de una semana viajando por el norte de Laos. Vientianne – Vang Vieng – Luang Prabram - Luang Nam Tha.

“Hola familia, amigos y allegados,

Si hay un paraíso inexplorado en la tierra se llama Laos. A pesar de que nos han robado, hemos tenido problemas con el visado y una anécdota con garrapatas ¡somos felices!.
Desde donde os escribimos la última vez, Vang Vieng, nos fuimos a Muang Sing, para variar el camino atestado de sanguijuelas pero precioso. De Muang Sing nos fuimos en bus a Knon Kiaw, un pueblo en el centro de Laos rodeado de montañas, y allí nos subimos a una barca que compartimos, una hora río arriba, con una pintoresca pareja australiana (él no paraba de decir “Yeeeahh, Yeeeahhh” a todo lo que decíamos). Llegamos a Muang Gnoi hace 6 días, que es donde estamos ahora. Un paraíso terrenal. Pasamos el día recorriendo la zona, vegetando a ratos en hamacas, pescando, comiendo mucho y viviendo en una Guesthouse a orillas del río por 1 euro la noche.

Pescando con el sr. Tham

Muy básico todo, 4 pareces finas de bambú con un colchón, pero más que suficiente. La señora de la casa se hace llamar “Mamá”. Hemos coincido con un personaje israelí, un hippie OHMMM que se pasa el día haciendo Tai Chi, una pareja de canadienses, un suizo (Lorenz) y otro israelí más (Niso). Pasamos muchas horas jugando con ellos a un juego de dados que nos ha enseñado Header, la canadiense, llamado “Yam”, y al Black Jack. Ya les hemos sacado 12 dólares, jeje. Como no hay neveras guardan la “cena” (los peces) en una pila de agua del baño. No hay agua corriente, nos duchamos con cubos. Todas las tardes los hombres primero, y las mujeres y los niños después, se bañan en el río. Las mujeres se cubren con un pareo mientras se lavan el pelo y se asean. También aprovechan y lavan la ropa. A las abuelas no parece importarles enseñar el pecho, las mujeres jóvenes se cubren. Los hombres no suelen bajar en grupos, las mujeres y los niños sí. Nos encanta ver el ritual del baño desde el porche de la guesthouse de Mamá, todas las tardes, al atardecer.

Guesthouse al borde del río con "mamá"


Vista del río - ¡Qué recuerdos!

Calle de la aldea donde trabajan madera tropical y bambu

Todo el norte de Laos fue bombardeado en la guerra de Vietnam, Muang Gnoi no fue una excepción. Los habitantes han aprovechado las carcasas de hierro de las bombas que quedaron, para construir escaleras, adornos para las casas, maceteros, ... incluso hemos visto una canoa hecha con el armazón de una bomba cortado por la mitad.

Cartel informativo sobre los peligros de las minas para los niños del pueblo


Escaleras hechas con carcasas de bombas

Parque infantil en el pueblo hecho con carcasas de bombas

Anecdotario:

Capítulo 1 - A SONIA SE LE PEGÓ EN LA OREJA UNA GARRAPATA
La verdad es que llevaba tres días con molestias en el oído y se me estaba extendiendo el dolor al cuello, como tortículis. Cual ha sido mi sorpresa cuando esta mañana me ha revisado Antonio el oído y ha descubierto que tenía una garrapata pegada como con superglu y engordando cosa mala. Hemos procedido a estirparla con pinzas y estoy tomando antibióticos por si aca. Esa noche celebramos en casa de “Mamá” el cumpleaños de Antonio, Lao Lao arriba, Lao Lao abajo, ... (un licor local de mucha graduación que siempre acompaña todos los eventos importantes en Laos)


Capítulo 2 – UN NIÑO, HIJO DE LOS VECINOS, tuvo una infección en la oreja, resultando ser una garrapata adherida al oído interno. Procedimos pues a “operar” con cautela. Con una solución a base de alcohol y nicotina envenenamos al susodicho "bicho" y lo sustraímos de tan delicado lugar. Después administramos al chaval un analgésico para el dolor y la fiebre (1/2 Termalgin) y antibiótico para la desinfección total. El resultado fue que a las dos horas el chico correteaba ya por el pueblo, como un loco, y el padre (Tham) no paraba de darnos las gracias (copyai lai lai). La realidad es que ni los analgésicos ni los antibióticos tuvieron tiempo de hacer efecto. Y es que, en estos países, como si das grajeas de Juanola, ellos piensan que si se las da un Falang (extranjero), seguro que funcionan. La medicina en Laos es a base de hierbas y el efecto sólo se percibe en el largo plazo, así que los locales se "mueren" por tener medicinas extranjeras. A todo esto hay que añadir que los hospitales son casi inexistentes, el médico pasa una vez por semana como mucho por este pueblo, en la farmacia sólo hay unos 15 medicamentos en botes de cristal y hay gente que se muere, en teoría, de dolor de estómago, dolores de cabeza, mal de ojo y cosas así según nos cuentan. De todas formas, hay que tener cuidado con esto de "regalar" medicinas. Hay que explicarles bien cómo deben administrarlas, intervalos de horas y dosis, porque se las toman como chuches y el remedio puede acabar siendo peor que la enfermedad. 


Capítulo 3 – EL ENTIERRO. Hemos asistido al entierro de una joven de 19 años que se suicidó porque su familia quería casarla con un tipo al que no amaba (¿os suena la historia?), lo curioso es:

Primero, que no es una película, si no más bien un drama real que todavía sucede con relativa frecuencia en estos lugares remotos. Segundo, el velatorio discurrió en plena plaza del pueblo, con un ambiente de comunidad, mientras cuatro hombres fabricaban in situ y en madera, el ataúd. Dicho envase estaba decorado alegremente, con flores amarillas de papel, y junto con el cuerpo fue quemado de madrugada (bajo el rito budista-animista). MU FUERTE TIOS. Afrontan la muerte desde otro punto de vista, no quiere decir que no les duela perder un ser querido como al resto de mortales, obviamente lo sufren como todos, pero quizás en occidente “dramatizamos” más en la forma de afrontarlo.

Entierro en el pueblo -preparando el ataúd

De madrugada medio pueblo se ha dirigido con unas mujeres al río, al lado de la guesthouse y han hecho un rito que ha terminado con parte de su ropa ardiendo en un barquito. Unos hombres han disparado tres tiros al aire con unas escopetas, mientras los niños lanzaban piedras a la barca que se alejaba río abajo. Mamá nos ha dicho que las mujeres tenían mal de ojo y que el rito era para quitárselo, o eso hemos entendido. Después han vuelto todos al pueblo cantando en un ambiente festivo.

Ya vamos agotando nuestros meses de viaje. Sólo nos queda Nepal, snif snif. A la vuelta necesitaremos unos días de transición para adaptarnos al proceso que nos reconvertirá en hormigas, después de haber vivido 8 meses como auténticas cigarras viajando por el mundo. Os mandamos un fuerte abrazo.”



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EL PARAISO MOCHILERO - LAOS - VIAJES


Hay una pregunta recurrente que nos plantean siempre que hablamos de nuestros viajes “¿Cuál es el país que más os ha gustado?” Es una pregunta “trampa” que no tiene respuesta. ¿Cómo elegir un único destino cuando el viaje se compone de cientos de momentos inolvidables que no entienden de fronteras? Lo que sí puedo afirmar es que Laos nos tocó el alma, es un destino que siempre recordaremos con un cariño especial, sus paisajes salvajes, sus gentes amigables e inocentes, la pesca en el río, las carreras de barcas, ... Fue de esos países donde, aún con la barrera latente del idioma, (muy poca gente habla otra cosa que no sea laosiano), conectamos de una manera especial, más allá de las palabras. Así comienza el relato de nuestro viaje por este increíble país: Laos.

  

“Os escribimos desde Laos. Ya hemos dejado atrás la odisea camboyana.


En cuanto a la belleza del país … no tiene igual, es de una riqueza increíble pero esta tan bruta (sin explotar) que es difícil saber cuales son los lugares de verdad interesantes. Aquí la comida + típica es a base de vegetales con una pasta de pescado fermentado que huele bastante mal pero de sabor está bien, eso si, pica que no veas.

La gente es una pasada, siempre están sonrientes, intentan comunicarse por gestos y son muy majos con los extranjeros sin ese afán de sacar algo a cambio. Hasta los críos de 2 años se lanzan a la carretera cuando pasamos para decir “Helloooo” a grito pelado y algunos incluso se ponen a mandar besitos. Entendernos es difícil porque NADIE habla inglés, así que hemos aprendido algunas palabras en Laosiano. Se ríen mucho con nuestras frases y gestos pero les gusta que hagamos el "esfuerzo" de comunicarnos.


Nuestro "diccionario" de bolsillo. En esto se inspiraron los Phrase Books de Lonely Planet ;P

Hemos estado varios días haciendo tumbing en Vang Vieng, un pueblo a 6 horas de la capital, hacia el norte. Aquí hemos comido perro, SI, PERRO, uno de los platos estrella de la cocina laosiana. Lo sirven en trocitos pequeños con una salsa un poco picante y te lo comes envuelto en hojas de menta. Es bastante chicloso, parecido al venado. Por lo demás, pelis, vegeteo, paseos por el pueblo... muy de relax. El otro día nos tiramos por el río con unos donuts neumáticos de camión, 1$ la actividad. La bajada duraba un par de horas por un entorno salvaje de naturaleza,  muy idílico y divertido. A mitad del camino un hombre te alargaba una enorme caña de bambu y te arrastraba a la orilla donde vendía cervezas y cigarrillos sueltos.

Comiendo pipas laosianas en Vuangsi. Antonio con su bigote "guate aquí hay tomate"

Después de Vang Vieng fuimos en bus más al norte, a Luang Prabang. Con motivo del final de la época de lluvias, se celebraba un festival budista. El primer día lo pasamos viendo carreras de barcas en un pueblo de al lado, Vuangsi. Acabamos de fiesta bebiendo litros de cerveza con los del pueblo, chapurreando laosiano y bailando hasta la madrugada. Nos cruzamos con una abuela que no dejaba de mirarnos como alucinada. Me tocó el pelo, creo que venía de alguna aldea y no había visto “guiris” nunca. Fue raro.

Compartiendo cervezas y baile en la fiesta de Vuangsi

Al día siguiente, resacosos de la muerte, fuimos a ver el festival a orillas del río. ¡Increíble! A eso de las 22:00 la gente depositaba ofrendas con velitas sobre el agua en un ambiente festivo en toda la ciudad. Alucinante la visión de todo el cauce del Mekong lleno de “lamparitas” iluminadas, sin palabras. Esa noche, unos ladrones aprovecharon nuestra ausencia, entraron en la habitación el hotel y nos robaron 300 dólares. ¡Casi todo nuestro presupuesto del mes! No nos dimos cuenta entonces, lo descubrimos al día siguiente, cuando ya estábamos a 6 horas de allí, en una zona más remota del norte, en Luang Nam Tha. ¡Qué ptd! Fuimos al único banco de la zona y sacamos dinero con la tarjeta. La diferencia de moneda es tal que tuvimos que guardar el dinero en bolsas de basura. Billetes y más billetes. 5 euros equivalen a un fajo de Kips de los del Tío Gilito así que aquí somos millonarios”.

1 Euro = 11.200 Kips

Tip viajera: para los que queráis visitar Laos desde el año 2013 hay un tren directo entre Hanoi (Vietnam) y Luang Prabang (Laos). 

Calle de Luang Prabang

Luang Prabang desde el río

Nos dirijimos todavía más al norte, a la parte más pegada a China, Myanmar y Thailandia, lo que se conoce como el “Triangulo de oro”, a un pequeño pueblo llamado Muang Sing. Fue el punto de partida de nuestro trekking. Al llegar no paraban de ofrecernos Opio (pa la tropa), un truco para turistas, a los que les venden la droga y acto seguido avisan a la policía que, con toda naturalidad, cobra el monto de 500 dólares de multa (a medias con la vendedora).

Miembros de una comunidad de las montañas organizando el reparto de carne de búfalo


¿El trekking? UNA PASADA, fueron tres días de lo más auténtico. Lo hicimos con una pareja de italianos, Tomasso y MariLisa, que eran nuestros vecinos de habitación en el hostal. Nuestro guía, Somsak, es un exmonje budista. En la primera jornada pasamos por varios poblados indígenas hasta llegar al que nos alojamos, KAO, de 30 familias. Nos quedamos a cenar y dormir en la cabaña del Head (hace funciones de alcalde). Los búfalos y las gallinas dormían debajo nuestro. El Head estaba enganchado al opio (más del 50% de la población del norte lo está). Viven de la producción de Té y arroz. Cenamos con él sólo, búfalo seco (de primera), arroz y otros platos típicos AKHA bastante picantes.  Después cenó el resto de su familia. Nos puso finos a beber chupitos de Lao Lao (un orujo de arroz fuertísimo), rechazar las constantes invitaciones del Head habría sido de mala educación. Después él se retiró con otros hombres el pueblo a fumar.

Antonio haciendo mermelada de arroz con una abuela del poblado

Moló mucho la experiencia de la aldea porque el programa de trekkings lleva sólo 6 meses funcionando y era la tercera vez que llegaban turistas al pueblo, así que la gente, literalmente, estaba con la boca abierta. Los críos se dedicaban a jugar con escarabajos voladores super gordos. Los ataban x las patas con cordeles y los hacían volar en círculos. También juegan a cazar pajarillos y murciélagos subiéndose en los tejados de las casas con ramas de bambu largas y cuando pasan “zás”, los abaten. Se lo comen todo. Después de cenar nos dieron un masaje de una hora las mujeres del pueblo (apretaban mazo, mucha idea no tenían, jaja) y a los sacos a dormir”.

 Niños observan a Antonio tocando la flauta en la puerta de la casa del Head



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REAL CAMBOYA - VIAJES



Era el sexto mes de viaje. Recorríamos Camboya, uno de los países más pobres y extremos que habíamos visitado nunca (todavía no conocíamos la India). Camboya cuenta en sus anales con el sufrimiento de un pueblo abatido por la barbarie humana. Muchos mutilados, quemados, campos de exterminio de la época de Pol Pot ... 

Izquierda - calle donde estaba nuestro hostal. Derecha - Esperando para subir a un pick up - camioneta, en el centro de Phnom Penh.

En Phnom Penh, su capital, muchísimas personas vivían en el umbral de la pobreza, olía a miseria. Nos alojamos en un hostal situado en un barrio flotante junto al río Mekong. Callejuelas y pasarelas de madera con chabolas a los lados. Siempre recordaremos aquel lugar porque una noche Antonio se levantó a por un vaso de agua a la cocina y se enfrentó a la rata más grande que ha visto nunca. El roedor no se achantó y Antonio volvió a la habitación igual de sediento que se había ido. 




Supongo que cada viajero vuelve con una experiencia distinta de un país, ya que las vivencias nunca son las mismas. Era el año 2002, nosotros encontramos una Camboya muy pobre, con profundas huellas del genocidio camboyano vivido (1975-1979) y secuelas visibles de la guerra de la guerra Camboya-Vietnam (hasta 1991). No puedo borrar de mi mente la visión de un hombre al que le faltaba toda la cara, literalmente, de nariz para abajo. Nunca dejamos de tener la impresión de sentirnos como “dólares” andantes y estábamos un poco exhaustos de tener que negociar por todo. Incluso recuerdo como nos vendieron unos pinchitos de rata, sí, RATA, y el comerciante nos quería hacer creer que era pollo. Pero, ¿los pollos tienen cola larga y dientes de conejo?. Supongo que pensaba que si nos decía la verdad no los compraríamos. A Antonio le gustó y se comió la mía y la suya. Pobrecillo, lo que hace el hambre. Los templos de Angkor, en Siam Reap, nos hechizaron.


Gasolinera en Siam Reap - repostando antes de entrar en los templos de Angkor

Los recorrimos en moto (creo que ahora ya no es posible), siempre siguiendo el camino establecido, ya que eran constantes los avisos de minas fuera de la ruta marcada. También visitamos Sihanoukville, una población costera del sur. Sin más. Este es un trocito del mail que he rescatado de aquel mes de viaje:


“Holaaa, ha pasado bastante tiempo desde nuestro último email pero aquí estamos de nuevo. Nos han pasado taaaaantas cosas que casi no sabemos por donde empezar.

Hemos recorrido Camboya. ¡Tardamos 11 horas en recorrer 180 Km!. La carretera, por llamarlo de algún modo, era un camino de barro lleno de agujeros, así que, el remolque del pick up donde viajábamos, se movía dando botes todo el tiempo. Tenemos el culo duro cual roca. De vez en cuando la carretera se perdía en el río, porque estamos al final de la época de lluvias y ha llovido una semana sin parar. Para poder ver por donde iba el camino y no quedarnos encallados, en las zonas inundadas, había personas que corrían descalzas delante de la camioneta e indicaban al conductor por donde avanzar, a cambio de una propina. Pese a todo, nos quedamos atascados dos veces. En el camino, encontramos una furgoneta de un camboyano que había corrido peor suerte y llevaba ahí varias horas, sólo, con el agua hasta las rodillas, en medio del río, esperando un buen samaritano. Nuestro conductor intento remolcarle varias veces pero la cuerda se partía todo el tiempo. La segunda vez que dio marcha atrás, para reenganchar la cuerda, colisionó con la parte delantera de la furgoneta. Así que nos fuimos dejándolo igual pero con la furgo abollada. Pobrecillo.


Cruzamos la frontera por el oeste hacia Tailandia, por el paso de Poipet. Un lugar de esos que nunca hay que visitar. Llegamos cansados, exhaustos y polvorientos después de tres días de odisea viajando en pick ups, camiones y buses. Desayunamos café soluble con leche condensada, que preparamos sobre la marcha, y unas galletas maría que llevamos en las mochilas. Por cierto, que estamos de Noodles y Chop Suey hasta los mismísimos, ¿DÓNDE ESTÁ ESE JAMÓN?. Bueno, llegamos a Tailandia, lugar donde puedes adquirir todo lo que quieras en cuestión de imitaciones. No sabía si graduarme en Harvard o Yale, o directamente hacerme periodista acreditado u obtener mi carnet de conducir internacional. Y de ahí fuimos en bus a la vecina Laos. Continuará... ”

Nota: Siempre que narramos “batallitas” de la vuelta al mundo Antonio cuenta lo “mala” que fui por tenerlo 9 meses a base de café frío y galletas. Fiel a mi mantra de que estábamos en un viaje largo y era un lujo desayunar por ahí, este almuerzo se había convertido en nuestra base alimenticia.


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